Hoy gran final
Esta es la tercera parte de lo que fueron nuestra primera y segunda edición de esta blogonovela de café con mucho romance “Romance cafetero”. No olvide acompañarla con su deliciosa taza de café caliente.
En la tercera edición de nuestra blogonovela, el final:

De pronto ella se tropezó con una de las piedras que sobresalen de la antigua calle, -¿Rubí, estas bien? – le pregunté, ella dio un pequeño grito, – me torcí el pie – respondió, de inmediato observé el daño en su caminar, para lo que le ofrecí mi brazo como apoyo, Rubí lo tomo con fuerza y delicadeza, la maniobra en ella lució tan elegante que la miré impresionado, – ¿qué ocurre? – me preguntó ella, – Nada – basile. Continuamos el trayecto ya que ella insistió en llegar al mirador, para los escalones la cargue, se acomodó a mis brazos con tal facilidad y alegría que presumía de su bella sonrisa, mágicamente me volvió el recuerdo de cuando en la cafetería mientras esperaba sirvieran mi típica taza de café americano, ella sonreía de un chistecillo en horas de trabajo, era su misma sonrisa, tan sincera y delicada que me dio una corazonada, de esas corazonadas emotivas de como cuando un infante espera su capuccino con esencia a cajeta. Allí supe algo que impactó en mi, no podía creer que tan solo unos días antes no sabía lo que esperaba de mí y de pronto lo supe, era ella. Nunca creí que eso del cupido fuera tan cierto, siempre me sentí escéptico a esos sentimientos, pero de pronto sentí una flecha al mirar sus bellos ojos oscuros, brillaban hermosamente.
Las luces de la ciudad le quedaban bien al brillo de sus ojos, después de varios escalones llegamos al mirador, ella sonrió al sentir la brisa del viento conflictuar con su cabellera, la noche nos llegó, la luna brillaba resplandeciente aquel día, nos sentamos a la orilla de un pequeño muro que permitía darnos un descanso y observar el bello paisaje urbano de San Cristóbal, después de varios minutos de charla, gracias y silencios, paso algo que me llegó a un punto en donde solo el café había llegado, fue un roce.
Ella mantenía su cálida mano sobre una piedra que sobresalía del muro en el que nos encontrábamos sentados, en un movimiento sin pensar se rozaron nuestras manos lentamente, ella me miró y cuando correspondí su mirar ella se sonrojó, giro su rostro para cubrir su sonrojo, pero no lo podía ocultar, cuando regresó la mirada, le sonreí y sin querer me sonrojé con ella, minutos después de un silencio que nos deparó al seguir de la maniobra accidental, me dijo que quería explorarme, a lo que yo sonreí y le dije que así sería.
Al pasar de los días y meses nos seguíamos frecuentando la seguía viendo en la cafetería, o nos citábamos en en algún lugar, siempre nos divertíamos y me encantaba oírla sonreír, verla a los ojos, unos meses después comenzamos un noviazgo que después de un par de años se convirtió en algo que cambió mi vida. Por eso aproveche para contarlo en esta fecha del amor, pues fue en un día como hoy en que todo comenzó, durante mi juventud nunca imagine que el café me llevara a conocer a la persona con quien comparto mi más grande afición, el exquisito café. Ahora que escribo esto con mi taza de café a un lado, solo me queda desear un feliz día del amor y la amistad, que el café es un brebaje con muchas sorpresas en la vida.
Con este final de esta Blogonovela de café, el equipo de MyCoffeeBox le deseamos pase usted un buen día del amor y la amistad, pues no olviden que el café también nos inspira amor.
El café es un bálsamo para el corazón y para el espíritu. Giuseppe Verdi (1813-1901) – Compositor.