Misión cafeto en la historia de Mathieu de Clieu
Parte 3 de 7
¿Llegada del café en América?
Parte 3
El sol se ocultaba rápidamente ese viernes de inicios de agosto de 1714; un fresco viento llegaba desde el norte empujando nubes grises de lluvia en dirección al centro de París; todo lo cual agradeció el capitán Gabriel; quien había elegido ese día para consumar la primer parte de su plan de la operación café; como le gustaba llamarlo.
Precisamente tres meses antes había recibido un recado del mayordomo del Rey Luis XIV; durante una cena ofrecida a personalidades holandesas de visita en el Reino; el viejo Rey recordó una petición que le hiciera su capitán de mosqueteros y decidió contestarle: El Rey Sol, con mucho respeto tenía que negarse a la petición realizada por el capitán Gabriel Mathieu de Clieu; no podría obsequiarle ni vender parte alguna de su preciada planta de coffea arabica; ya que era un regalo exclusivo para el Rey.
Llegada del café en América
Eso lo decidió todo, ahora estaba resuelto a llevar a cabo lo que durante años había planeado: Entró apenas oscureciendo el cielo a la Place D’ Armes y con su caballo negro se dirigió a las caballerizas militares; dejó al animal comiendo y se movió con soltura hacia el Chateau de Versailles, la residencia del Rey; como era conocido, nadie le hizo preguntas, al contrario muchos se cuadraban en su presencia y nadie notó que bajo su capa azul; bien abrazado por su brazo izquierdo llevaba una maceta redonda de barro rojo, de mediano tamaño.

Ya dentro del Palacio de Versalles buscó el pasillo para salir del otro lado, saliendo a la plaza ajardinada de Parterre du Midi; avanzaba rápido, pero con paso resuelto, sin nervios, para que cualquiera que lo viese pensaría que estaba en alguna misión o encargo especial; pero nadie lo vio ni sospechó nada; de nuevo en el exterior, el olor de las flores nocturnas y el aire fresco le llenaron los pulmones. Avanzó pegado a la pared del ala derecha, para no despertar sospechas, a esas horas nadie debería estar en los jardines y menos en el invernadero, todo estaba oscuro salvo por la luz de la luna que de vez en cuando salía de entre las nubes cambiantes que avanzaban amenazadoras.
Frente a él y dos metros y medio debajo del plano donde se encontraba estaba el invernadero del Rey, un edificio hecho de estructura metálica, madera y cristal de cien metros de largo; cien de ancho y siete metros de alto.
Las puertas estarían cerradas por supuesto, pero las grandes ventanas de cristal en el techo siempre se mantenían abiertas en esas fechas de verano, para que en el invierno se cerrarán a fin de mantener una temperatura agradable en el interior.
Blogonovela de café
Llegada del café en América.

Ya antes había estudiado la situación y Gabriel encontró unas pequeñas salientes de metal, adornos en las columnas metálicas que podrían servirle para colocar pies y manos, y escalar los cinco metros hasta el techo, que de ahí se inclinaba para que en la parte media del rectángulo alcanzara los siete metros de altura; sendas ventanas de dos metros de ancho por cinco de largo se mantenían abiertas; colocada a cada diez metros en el techo; eran la abertura por la cual Gabriel descendería ayudado por una soga que había atado a su espalda, escondida debajo de su capa azul de mosquetero. Vestía pantalones y casaca negras; a fin de no ser visible en la oscuridad.
Encontró el lugar de las salientes, a 30 metros de la entrada norte del invernadero, dejó su sombrero negro de ala ancha en un arbusto perfectamente podado con forma de cono a unos metros y se preparó a escalar; contaba con que la estructura aguantara su peso, que era de apenas 62 kilos; llegó junto a la columna, miró a un lado y a otro para verificar que nadie estuviera cerca y al ver que estaba solo, inició la trepada.

Autor: Efraín Cortez
Gracias por leer Llegada del café en América. – Blogonovela del café.
Sigue esta historia en el próximo post del miércoles.
Comparte este artículo en tus redes.
Lee más del café en nuestro blog: